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jueves, 20 de enero de 2011

Malcon X un gran lider musulman americano

El 21 de febrero de este año 2011, se cumplen 46 años del asesinato de uno de los líderes revolucionarios más brillantes y consecuentes del siglo XX.

Nació el 25 de mayo de 1925 y le pusieron el nombre de Malcolm Little.

Nacido en Omaha, estado de Nebraska, hijo de un pastor bautista, seguidor de los ideales de Marcus Garvey y de una ciudadana de la isla caribeña de Granada.

Con posterioridad a su peregrinación a la Meca, adoptó el nombre musulmán de Hajj Malik El Shabazz, conociéndosele mundialmente como Malcolm X.

Su lucha fue ardua y extremo difícil. Por caminos diferentes a los convencionales para la época, arribó a una concepción teórica y a una estrategia de la lucha de lo que él llamaba el pueblo negro norteamericano, que lo hizo emerger como un líder en el combate mundial contra el imperialismo. Se caracterizo por haber evolucionado aceleradamente hacia las posiciones políticas más radicales de su época. Tanto en el orden de la lucha interna contra el racismo en Estados Unidos, como contra el imperialismo a nivel mundial.

Malcolm X vivió en Boston y en Nueva York, donde al involucrarse en robos, drogas, juego ilegal y otros delitos de menor cuantía, fue apresado, permaneciendo hasta 1952 en una cárcel del estado de Massachussets, donde se incorporó a la organización musulmana Nación del Islam y adoptó el nombre por el que se le conoce, Malcolm X.



La cárcel, ejerció un impacto positivo sobre su joven personalidad, proceso en el cual recibió la ayuda de sus compañeros de militancia musulmana y al salir de prisión, apenas con 27 años, se había propuesto cambiar los erráticos derroteros de su vida anterior, convirtiéndose, un año después, en uno de los Ministros de la Nación del Islam.

Para entonces, la idea más clara de lo que significaba la religión para Malcolm X, en el contexto de sus ideas políticas, la expresó, con toda elocuencia, cuando dijo:

“si tengo que aceptar una religión que no me permita librar una batalla por mi pueblo, mando al diablo esa religión “.[1].Lo cual hace de este hombre, más un luchador por alcanzar los mejores destinos para su pueblo, que un simple ministro religioso.

Malcolm X, atravesó por un periodo muy difícil de su vida política, cuando a partir de 1963, tuvo que adoptar la decisión de apartarse de la Nación del Islam, organización a la cual debía mucho y que había tenido una muy fuerte influencia en su formación inicial.

Tal decisión tuvo lugar, cuando se percata, a partir de una conversación personal con el máximo líder y padre espiritual de la Nación del Islam, Elijah Mammad, a quien había seguido fielmente, que éste mantenía una conducta personal inadecuada moralmente, llegando a la convicción de que la función de los cuadros de esa organización, era sólo la de cuidar los intereses, no pocas veces espurios de su líder. Constató además, que el interés de la organización, por la actividad política dentro del pueblo negro norteamericano era prácticamente nulo. Lo cual resultaba del todo incompatible con sus inquietudes políticas.

Es que la Nación del Islam, actuaba de manera inconsecuente con los principios que predicaba, además, todo en medio del abuso de poder y de autoridad de su máxima dirigencia, lo que provocaba que su jerarquía se involucrara continuamente en el encubrimiento de bochornosas acciones de beneficio económico, por medio de coordinaciones con el KK Klan y otras organizaciones racistas y fascistoides.

A partir de su salida de la organización, Malcolm X, comenzó entonces a representar un peligro, para la Nación del Islam, que con su tendencia nacionalista burguesa y un liderazgo continuamente empeñado y comprometido en lograr espacios dentro de la economía del sistema capitalista en Estados Unidos, era todo lo opuesto a lo que Malcolm X pretendía para una organización que persiguiera luchar por la liberación del pueblo negro norteamericano, como eran sus bien claras aspiraciones.

Tales deficiencias que observaba en la organización en que militaba hasta entonces, fueron las que Malcolm X se propuso superar, cuando poco después, fundara sus dos organizaciones: la Organización de la Unidad Afro-Americana (OUAA), iniciada en Nueva York en 1964 y la llamada Mezquita del Islam. Pretendiendo con ambas cubrir las inquietudes religiosas y políticas de las comunidades negras.

Malcolm X, ha sido no pocas veces tildado de racista y de violento. Muchos de los que no lo conocen, o que lo conocen muy bien, sobre todo estos últimos, pretendieron siempre denigrarlo, comparándolo negativamente con Martín Luther King; a partir de considerar a Malcolm como el “demonio rojo” y a Luther King como el “ángel negro”. Posición maniquea y de corte racista, que ha servido bastante para introducir mucha confusión en la comprensión del verdadero papel de ambas personalidades y del lugar de estos dos líderes en el contexto de la lucha por el pueblo negro norteamericano.

Malcolm X, no era racista, pues, no juzgaba a nadie por el color de la piel, incluso, cuando hablaba de los negros, mas bien se estaba refiriendo muchas veces a los no- blancos (decía negros, morenos, amarillos, rojos etc.), para dar un giro comprensivo del problema de la colonización europea blanca, contra todos aquellos pueblos, que de algún modo resultaban ser esclavos en su propia tierra; como el negro norteamericano, que según no se cansaba de repetir, no habían venido en el Mayflower. Conceptos que le servían, para encontrar al enemigo común y forjar la alianza y la solidaridad que debían existir entre todos los explotados del mundo, fueran afro norteamericanos, chinos, indios, latinoamericanos, etc.

Esta concepción lo apartaba tanto del racismo blanco como del racismo negro, que para la época afectaba a muchas organizaciones, acercándolo entonces a una concepción verdadera de cómo debía ser la lucha contra el racismo y la discriminación de todo tipo, incluida la de la mujer, asunto este último al que también prestó su atención.

Malcolm X no le rendía culto a la violencia, pero lo que no permitía era que el negro fuera llamado a ser pacífico, cuándo contra él se ejercía continua y abiertamente la violencia más despiadada. Decía entonces al respecto:

“Yo mismo aceptaría la no-violencia si fuera consecuente, si fuera inteligente, si todos fuéramos no violentos, siempre fuéramos no violentos. Pero nunca voy a aceptar... la no-violencia de ninguna clase a menos que todo el mundo sea no violento “ [2]

Su rechazo a la no violencia se basaba en que la sociedad norteamericana estaba plagaba de violencia de todo tipo, sobre todo, contra la población negra, por lo que era opuesto, con toda razón, a inculcar una ética, que ni la policía ni los tribunales, ni la estructura capitalista norteamericana practicaban. Realidad de la que los negros, sobre todo, estaban obligados a defenderse.

No era partidario de la violencia, pero comprendía profundamente que la violencia era inevitable, en la misma medida en que ésta provenía de la marcada tendencia e intención política, de mantener a toda costa la explotación del negro. Condenándolo permanentemente a la posición de ciudadanos de segunda y tercera clase en su propia tierra. Objetivo con el cual colaboraban todos los mecanismos, instancias y dispositivos del sistema político norteamericano.

Desde el principio de su formación como dirigente revolucionario, Malcolm, recibió no sólo el impacto que la lucha de los negros en Estados Unidos, sino también el de la lucha de otros pueblos oprimidos dentro de Estados Unidos y fuera de ese país. Perspectiva que enriquecía continuamente con sus viajes por Asia y África fundamentalmente. Lo cual le permitía tener una visión amplia de que la explotación racista no era un problema solo norteamericano, ni únicamente racial, sino de clase, tampoco exclusivamente nacional.

Es decir, que desde sus orígenes como dirigente revolucionario, Malcolm X, presentó en su formación también el fuerte componente internacionalista, que siempre le caracterizó. Por lo que, tanto en su pensamiento, como en su accionar político, partía de que la lucha del pueblo negro en Estados Unidos era sólo una parte de la lucha de liberación a nivel mundial. Lo cual lo situaba en una posición muy por encima de cualquier líder negro norteamericano de su época.

Malcolm X, incluso no se consideraba norteamericano, sino víctima del norteamericanismo. En 1964, diría en Cleveland,

“Yo hablo como victima de este sistema norteamericano. Y veo a Estados Unidos con los ojos de la víctima. No veo ningún sueño norteamericano, veo una pesadilla norteamericana “.
Para Malcolm X, el sistema político norteamericano, era un sistema podrido, corrupto, de explotación, que enrolaba a los negros dentro de los mecanismos económicos y políticos de la explotación, la discriminación y la degradación moral. Lo cual le llevaba a poseer una visión del patriotismo, que en nada se parecía al patrioterismo y al espíritu patriotero, que siempre ha primado dentro de la nación norteamericana.

Jamás utilizaba las expresiones “nuestro gobierno”, ni hablaba de “nuestras Fuerzas Armadas “, expresándose, entonces del modo siguiente:

“No trates al Tío Sam como si fuera tu amigo... si fuera tu amigo no serías un ciudadano de segunda... no tenemos amigos en Washington “.

También tales expresiones, servían para convertirlo en una persona sumamente “peligrosa”, para las estructuras de poder imperial, por lo que continuamente era perseguido por los Servicios Especiales norteamericanos, hasta su asesinato el 21 de febrero de 1965.

En los discursos, entrevistas y declaraciones de Malcolm X, queda muy claro que no compartía la estrategia de la lucha por los derechos civiles. Consideraba que esta forma de lucha no era la correcta. ¿Pero quería decir ello que Martín Luther King no tenía la razón? En realidad se trata de una pregunta muy difícil de responder. Por lo cual, preferimos enfocarnos en términos de los inconvenientes que presentaban ambas formas de lucha y de los problemas provenientes del contexto, tanto interno como internacional, en que tales batallas se debían librar.

No hay dudas de que Malcolm X era un líder más radical y de más amplia visión que Luther King; pero, ¿es posible afirmar, sólo por eso, que el primero tenía la razón?

No siempre en política la radicalidad equivale al triunfo de la estrategia de lucha que se fundamenta en ella. Como tampoco, el que una estrategia de lucha no triunfe, no quiere decir que haya sido incorrecta. Son muchas las circunstancias que convergen en un proceso de lucha política, para poder llegar a conclusiones tan fácilmente.

No obstante, lo cierto es que ambas estrategias de lucha presentaban sus inconvenientes.

¿Cuales eran esas estrategias? Veámoslas muy sintéticamente.

Para Martín Luther King, la lucha de los negros debía concentrarse en reclamar de la sociedad norteamericana los derechos civiles que les correspondían, por ser parte de la nación norteamericana. Entre estos derechos, como el fundamental: ser tratados como iguales. Esta lucha se entendía estrictamente en los marcos del país, aunque no excluía la posibilidad de recibir la solidaridad internacional .El método de lucha, según King, debía ser totalmente pacifico.

Para Malcolm X, la lucha de los negros, no excluía reclamar sus derechos civiles, pero debía fundamentalmente concentrarse en fortalecer sus comunidades, sus organizaciones políticas y religiosas, para reclamar el lugar que le correspondía a los negros dentro de la sociedad norteamericana .Esa lucha era enfocada sobre la base de lo que Malcolm llamaba el “nacionalismo negro”, es decir, se veía al pueblo negro como una nación sojuzgada y explotada dentro de su propio país y al sistema capitalista existente como su enemigo. Por lo que su lucha debía formar parte de la lucha de todos los explotados del mundo. La lucha podía ser pacífica, pero no excluía el uso de la violencia, si los explotadores la imponían.

Consideraba, Malcolm X, que tanto Estados Unidos, como los negros tenían un problema muy serio: los negros y otros no blancos, no eran deseados internamente y entonces la tendencia era a tratarlos como ciudadanos de segunda y tercera clase.

Lo anterior, Malcolm, lo expresaba del modo siguiente:

“...cada vez que te miras en el espejo, ya seas negro, moreno, rojo o amarillo, estas viendo a una persona que constituye un problema serio para Estados Unidos, porque no te quieren aquí”.5

Todas esas personas debían entonces unirse a todos sus similares del mundo y levantar un gran movimiento de reivindicación que el llamaba “revolución negra” Esa revolución tenia un enemigo común. Ese enemigo era el blanco colonizador, siempre europeo: los españoles en América, los ingleses en África, los franceses, los belgas, los portugueses, los alemanes; blancos todos, que se habían movido por el mundo con sus empresas coloniales, explotando a todos los pueblos americanos, asiáticos y africanos. Los colonialistas imperialistas que habían hecho lo mismo a todos, incluidos a los negros norteamericanos, los que no habían venido en el Mayflowers, sino en los barcos negreros.

Argumentaba que el pueblo negro norteamericano era una masa que no había superado su condición de esclavitud, explotada en desigualdad de condiciones respecto al resto de toda la población, blanca, también discriminada en el contexto de la vida social , Malcolm X llegó a otra conclusión muy importante; que se trataba de un pueblo, cuya situación no se diferenciaba para nada, de la situación de los explotados dentro del tercer mundo, en Asia, África y América Latina, sólo que ello discurría, bochornosamente, dentro de la sociedad mas rica del sistema capitalista mundial.

Por eso para Malcolm X, no eran los derechos civiles, la plataforma adecuada ni verdadera de la lucha de los negros en Estados Unidos, pues al circunscribirse al plano nacional, los aliados naturales del pueblo negro norteamericano quedaban al margen, lo que resultaba muy conveniente para las elites explotadoras blancas, sobre la base del principio de “divide y vencerás “.

Por el contrario, Malcolm, consideraba, que la lucha de los negros norteamericanos debía ser enfocada sobre la base de los derechos humanos, pues estos tenían un carácter más universal y ofrecían una plataforma que permitía proyectar las batallas internas hacia el escenario de los debates en los marcos de los organismos internacionales, como Naciones Unidas.

Tal claridad política en el enfoque, respecto al marco en que se debía desenvolver la lucha del pueblo negro norteamericano, situaba el escenario en la lucha contra el imperialismo, pues se le vinculaba solidamente a la lucha de todos los pueblos explotados del mundo y a la existencia de un enemigo común, que lo único que lo diferencia, según decía, son las “mascaras” nacionales que asume.

Eso conducía a llevar la lucha al plano de la necesaria solidaridad internacional entre los explotados directamente por sus oligarquías nativas, que no son mas que clases subalternas aliadas de la oligarquía internacional-transnacional, dentro de la cual la clase burguesa monopolista de Estados Unidos es la más poderosa, mejor articulada y conectada a nivel mundial. Con lo cual, la explotación y la discriminación de que son objeto los negros en Estados Unidos, les viene también como de rebote, como resultado de la acción imperialista de Estados Unidos a nivel mundial.

Tal enfoque ofrecía además, los basamentos objetivos, prácticos y teóricos, que permitían responder a la esencia de una lucha, que en definitiva debe de ser global, aunque se desenvuelva también en la instancia nacional.

Por todo ello, Malcolm X, sobrepasaba con mucho la visión de Luther King, en su lucha por los Derechos Civiles, justa, pero muy limitada estratégicamente.

Por lo tanto, Malcolm X es un líder de la lucha contra el imperialismo a nivel mundial. Por lo que no puede ser calificado únicamente como un líder de la lucha del pueblo negro norteamericano. Se percató muy tempranamente, que mantener la lucha de los negros en el marco de los derechos civiles, solo podía beneficiar a las elites blancas explotadoras norteamericanas, que tempranamente también habían diseñado y ponían en práctica un modelo de asimilación de la lucha del pueblo negro norteamericano a la dinámica del capitalismo en los Estados Unidos. Tal como hacen ahora para enfrentar la realidad de que los hispanos pasan a ser la minoría mayoritaria en Norteamérica.

Razones que nos permiten además afirmar, que las reivindicaciones alcanzadas por los negros, resultado de su lucha por los derechos civiles, que no fueron pocas ni carentes de importancia, no pueden ser entendidas a profundidad, si no se ven también como el alto precio que la elite de poder blanca norteamericana tuvo que pagar, para “tranquilizar “a los negros y lograr envolverlos en la maquinaria económica y política del capitalismo en Estados Unidos.

Una expresión clara de que la lucha por los derechos civiles no representó un cambio sustancial, esencial, en la situación del negro en Estados Unidos, la podemos obtener al analizar la pobreza dentro de esa sociedad en la actualidad, en que esta pobreza, más que en ninguna otra sociedad capitalista desarrollada, se identifica claramente con una estructura de poder, que está sostenida por unos pilares de estratificación social, cultural y racial, que se conformaron desde la colonización hasta el establecimiento definitivo del capitalismo y que no han podido ser superados.

En esa sociedad, existe una estructura social en la que, en términos generales “raza”, clase, riqueza, status social y nivel de pobreza, se coaligan estructuralmente de manera muy fuerte, en los más de 200 años de vida de la nación.

No es difícil percatarse de la claridad política de Malcolm X, cuando a principios de los años sesenta, trataba de forjar una estrategia de lucha verdadera, para sacar al pueblo negro norteamericano adelante. Con su asesinato se perdió la oportunidad y hoy no existen en ese país los líderes negros capaces de cambiar la situación y retornar a las idea de Malcolm X, de que la población negra norteamericana pudiera fortalecerse como una comunidad integrada, para luchar por su lugar dentro de la sociedad norteamericana, logrando algo más allá de ser absorbida e instrumentada por el “capitalismo negro “y atomizada por las migajas de participación social y política que los negros han alcanzado con la “Affirmative Action” fuertemente cuestionada en los últimos años bajo el ataque de un “racismo a la inversa”. Así como continuamente atacada por una gran mayoría la clase media negra, que encontró su espacio en los intersticios del gran capital norteamericano.

Los negros han perdido su fuerza como comunidad, han sido instrumentados como un sector más que baila al compás de la música que interpreta y lidera la oligarquía blanca transnacional. Su única oportunidad ahora estaría en sumarse a un contexto de lucha, donde no pocos desconocen las especificidades de la situación de inferioridad estructural que se mantiene para los negros dentro de la sociedad capitalista en Estados Unidos.
El asesinato de Malcolm X fue el resultado de un grupo de situaciones que actuaron en sistema, para eliminar de la vida pública de la sociedad norteamericana a una persona que se había convertido en un peligro para los intereses de la oligarquía blanca dominante.
Se trata de que Malcolm X resultaba un líder mucho más peligroso que Martín Luther King. Este último, a pesar de su honestidad, entrega a la causa de los derechos civiles y deseos de favorecer a los negros, había quedado enrolado en la mecánica del sistema y en realidad había terminado siendo instrumentalizado para propósitos que no eran los que le habían animado desde el principio, aunque ello no le salvó la vida, porque también sus ideas comenzaba a topar seriamente contra los “límites de disidencia” que el sistema de poder norteamericano estaba en condiciones de admitir.

Martín Luther King, era una persona demasiado honesta para traicionar su causa, era un luchador honesto e inclaudicable por los derechos de su pueblo, pero no era un líder revolucionario como tal.

A diferencia del movimiento liderado por el Reverendo Luther King, el modo de superar el limbo de no estar en una organización política ni religiosa, Malcolm X lo logro fundando dos organizaciones al mismo tiempo, con dos objetivos diferentes, pero totalmente complementarios.

La Conferencia de Bandung en 1954 y la Fundación de la OUA (Organización de la Unidad Africana) sin dudas esta ultima, la organización internacional más prestigiosa del continente africano, inspiraron fuertemente a Malcolm X.

Al amar a su religión, lo primero que hizo fue reagruparse en una organización conocida como la Mezquita Musulmana, con sede en Nueva York, adoptando dentro de esa organización, la religión auténtica y ortodoxa del Islam.

Pero como expresara Malcolm X: “...teníamos un problema que iba mucho más allá de la religión y por esa razón establecimos la organización de la Unidad Afro americana (OUAA), en la que cualquier miembro de la comunidad pudiera participar en un programa de acción diseñado para lograr el pleno reconocimiento y respeto del pueblo negro como parte del género humano” (p. 200).

Pero lo más importante es que, como expresara Malcolm X: “... el lema de la organización de la Unidad Afro americana es: por todos los medios que sean necesarios. No creemos en librar una batalla... en la cual nuestros opresores van a dictar las reglas. No creemos que podemos ganar una batalla donde las reglas las dicten los que nos explotan. No creemos que podemos continuar una batalla tratando de ganarnos el afecto de aquellos que por tanto tiempo nos han oprimido y explotado”. (p. 200).

De casi no ciudadanos, pues los negros no podían votar, no eran admitidos en las universidades, no podían ingresar en el Ejército, apenas eran admitidos en las fábricas, pasaron a ciudadanos de segunda clase. Cuando finalmente comenzaban a ser admitidos, el capitalismo los absorbió y pasaron a quedar integrados en una dinámica, que hasta hoy continúa manteniendo a una masa de más del 90% en la condición de ciudadanos de segunda o tercera clase.

Como resultado de todo ello, lo cierto es que, no existe hoy en los Estados Unidos un movimiento negro ni siquiera parecido al de los años sesenta. Como tampoco existe un liderazgo político negro, capaz de atraer nacionalmente a los negros a una amplia lucha por sus reivindicaciones. Casi todos los lideres negros hoy, constituyen piezas funcionales del sistema político norteamericano, siendo la principal aspiración de casi todos, arribar a las estructuras de poder, beneficiándose así de la opulencia del capitalismo estadounidense.

No obstante, al margen de otras consideraciones, lo cierto es que Malcolm X, tanto por su claridad política y su consecuencia teórica, como por la justeza de sus acciones y aspiraciones, mas que como un líder de la lucha de los negros en Estados Unidos, ha sido justamente reconocido como uno de los estrategas de la lucha revolucionaria contra el imperialismo a nivel mundial. Por lo que sus ideas y las batallas que libro, continúan siendo un apreciable caudal de experiencias para la lucha de los negros en Estados Unidos y de todos los pueblos explotados a nivel mundial. De modo, que como fruto ideológico de aquellas batallas que Malcolm X libro, una masa nada despreciable de los negros está encontrando en las luchas de la clase obrera un camino a seguir.



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[1][1](Ver: Habla Malcolm X, discursos, entrevistas y declaraciones. Editorial Pathfinder, United States, 2002, p. 114. Libro del cual han sido tomadas todas las referencias de este trabajo
[2] Ob.cit. pág. 142



http://estebanmoralesdominguez.blogspot.com/2011/01/malcolm-x.html

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