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lunes, 26 de diciembre de 2011

La conciencia en el Islam

La conciencia en el Islam
Una sociedad sin conciencia no conoce el descanso, y no hay conciencia sin fe
15/11/2011 - Autor: Ahmad Kuftaro - Fuente: Web Ahmad Kuftaro
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La voz de la concienciaEn el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.

Queridos hermanos y hermanas, que la paz y las bendiciones de Dios estén con todos vosotros.

Cuando el hombre es guiado por las inspiraciones y los incentivos religiosos verdaderos, provoca en si mismo automáticamente el deseo del bien, adquiriendo de esta manera la más alta moral y muestra las características y atributos ejemplares. Estos incentivos convencen a su poseedor de que la religión, en su forma mas básica, es carácter y comportamiento. Esta conducta justa trae a su poseedor el contentamiento tanto en esta vida como en la otra, y a este incentivo lo llamamos conciencia.

La leyes humanas, que piden un nivel elevado de comportamiento, carecen de medio para incentivar su puesta en práctica, porque son incapaces de motivar la conciencia, que actúa por si misma. Las leyes deben hacer hincapié en la moral, pero sus principios deben basarse en su aplicación. Piaget, el educador francés, mantiene que "las morales sin religión son redundantes". Para él y para todo líder religioso sincero, la religión debe cultivar el carácter y crear una sociedad virtuosa donde no haya desigualdad, pobreza, división, disensión o debilidad. Dios dice en el Coran: "Entonces se ayudan unos a otros en la justicia y en las acciones piadosas, y no se ayudan en las faltas y en las transgresiones" (Cor. 5:2)

Omar, el segundo califa del Islam después de Muhammad, ordenó que las calles estrechas de Medina se mantuvieran libres de la obstrucción que los mercaderes producían con sus mercancías, despejando las calles para que la gente pudiese pasar libremente por ellas. A pesar de esta orden, un tendero continuó teniendo sus mercancías en la calle. Al ver esto, Umar golpeó al tendero por su reincidencia en la desobediencia. Durante las noches que siguieron, cuando Umar trataba de dormir, su conciencia le llamaba la atención por su comportamiento y no le dejaba dormir. Después de muchos días de remordimientos, Umar regresó al tendero y le pidió disculpas por su comportamiento. Al escuchar las disculpas de Umar el tendero dijo: "Ya lo habia olvidado". Umar contestó: "Si tú has podido, Umar no lo ha hecho".

Otro hecho ilustra esta conciencia altamente refinada. Cuando el gobernador de Homs dimitió durante el Califato de Umar, le preguntaron la razón de su dimisión. El gobernador dijo: "Temo la ira de Dios por haberme dirigido a un cristiano bajo mi responsabilidad diciéndole: 'Que la ira de Dios caiga sobre ti'".

Estas dos historias muestran que es lo que la religión puede aportar a una sociedad con un alto grado de conciencia y cuan positivo papel juega en su construcción. Esta situación no solo incluye al Islam, sino también a todas las religiones reveladas, que ponen su énfasis en el cultivo de la conciencia. El Corán dice: "El que tiene éxito es quien se purifica a si mismo y recuerda el nombre de Su Señor y reza. Pero preferís la vida de este mundo, a pesar de que la del otro mundo en mejor y mas duradera. ¡Alabado sea! Esto estaba en las Escrituras anteriores, las Escrituras de Abraham y de Moisés" (Cor. 87:14-19)

La realidad de la religión es que debes creer que Dios esta contigo estés donde estés, que Él te observa y está al tanto de ti en todo momento y en todas tus acciones. Dios dice en el Corán: "Y no estais ocupados en ningún asunto ni recitais ningún capítulo del Corán, ni actuais sin que Nosotros seamos testigos de aquello en lo que andais ocupados" (Cor. 10:61). Y también: "Y no hay ninguna reunión privada de tres sin que Él sea el cuarto". (Cor. 58:7).

Y así el hombre es responsable de todos los asuntos, sean públicos o privados, incluso sus mas intimos pensamientos. "Y aunque divulguéis lo que hay en vuestras mentes o lo escondais, Dios os pedira cuneta por ello" (Cor. 2:289). El profeta Muhammad dijo más sobre esto: "Adora a Dios como si Lo vieses; porque aunque no Lo puedas ver al si que te ve".

Por ello se debe buscar una forma de llevar una vida consciente, que extienda la compasión y prohiba la opresión, que guíe y no pierda, que muestre el camino hacia la verdad y la bondad. Una tradición de Muhammad describe este camino de la siguiente manera: "Dios pone un ejemplo de un camino recto, confinado entre dos paredes en los cuales hay puertas abiertas, a través de las cuales se ven pintados paisajes. Al principio del camino hay una persona llamando al camino y advirtiendo de que no se desvíen del camino recto. Una segunda persona esta en el camino advirtiendo a aquellos que se sienten tentados de retirar los velos que cubren las puertas, advirtiéndoles de que si lo hacen se encontrarán dentro de ellas".

Muhammad lo aclara más al decir: "El Camino recto es el Islam, y las puertas abiertas las prohibiciones establecidas por Dios, y el espacio entre los muros los márgenes que permite Dios. El nuncio que hay al principio del camino personifica el Corán, y el que esta en el camino es la conciencia de cada creyente. Quien sigue este camino durante su vida sera un ejemplo de pureza, castidad y conducta justa". El Profeta dijo: "Todas las criaturas dependen de Dios, y el más apreciado por Dios es el que es más beneficioso para ellas".

Se dice que había una vez un pastor del desierto que había estado en esta escuela que da vida a la conciencia del hombre, y que AbduLlah ibn Umar le pidió que sacrificase un cordero para él, pero se negó. Su razón era que el dueño del rebaño le había autorizado solo a dar de beber de la leche del rebaño para los extraños, no a alimentarlos con su carne. AbduLlah le dijo entonces que le pagaría por el sacrificio del cordero, y que el pastor le podría decir que habia sido devorado por los lobos. Al oir esto, el pastor gritó: "¿Entonces dónde esta Dios? ¿Dónde esta Dios?"... muchas veces.

Este pastor se había sometido a su propia conciencia, incluso antes de tener que enfrentarse a su señor y en última instancia a Dios. Esto es así porque había comprendido perfectamente las enseñanzas del Profeta Muhammad: "Pediros cuentas a vosotros mismos antes de que os venga a pedir cuentas, y sopesar vuestras obras antes de que las sopesen por vosotros". Es la religión la que hace florecer tales conciencias, y en el caso del pastor, a pesar de la ausencia de su señor, se mantuvo leal a la confianza que le fue depositada. El Corán dice: "Ciertamente creamos al hombre y conocemos lo que su alma le susurra y estamos más cercanos a él que su vena yugular" (Cor. 50:16).

En realidad hay don conciencias: la aparente, que es conocida por todo el mundo y susceptible de error, y una conciencia superior. En el nivel mas alto es la conciencia de las religiones reveladas, que no puede errar porque esta vinculada con su Creador. La religiَn le muestra a cada hombre que posee una tendencia innata hacia lo bueno. Sin embargo, esta naturaleza innata requiere un maestro, o un jardinero, tal y como le ocurre a una semilla que es plantada en la tierra, regada y fertilizada hasta germinar. Entonces agarra, crece y florece, pudiéndose convertir en un arbol, con fruto y sombra para que otros puedan beneficiarse de él.

Este es el caso de la conciencia del hombre, que florece cuando es alimentada con las aguas de la observancia y la obediencia de la leyes y ordenes del el Omnipotente Creador. La prueba de esto esta en la tradición de Muhammad que dice: "¿Acaso no hay en el corazón del hombre un sitio donde escucha los consejos de un ángel que le promete todo lo bueno y le confirma la verdad, y también el susurro de un demonio que le promete el mal y le prohíbe la piedad? Quien escuche el consejo angelical debe saber que viene de su Señor y requiere su gratitud. Sin embargo, quien escuche el segundo debe saber que este viene de la negligencia ante su Señor y que por lo tanto debe pedirle perdón a su Señor".

El Islam educa la conciencia sobre la base de que el hombre debe ser cuidadoso en sus acciones, en lo que incumbe a su comportamiento ante las gentes y las otras criaturas de Dios. Muhammad, el Mensajero de Dios, narra la historia de dos mujeres. La primera entró en el infierno porque maltrató a un gatito que había encerrado, sin alimentarlo ni dejando que se alimentase, hasta que se murió de hambre. La segunda mujer es la que, a pesar de ser una prostituta, fue perdonada y fue al cielo por culpa de un perro sediento que encontró buscando entre el barro cerca de un pozo. Viendo los intentos desesperados del perro, se sintió que la sed que afligia al perro era la misma que la afligía a ella. Así que bajo al pozo, sació su sed y llenó sus zapatos con agua para satisfacer la sed del perro también.

El Profeta Muhammad plasmço el criterio de la creencia y de la conducta recta con la siguiente tradición: "Si os sentís felices con una buena acción que realizaste e infeliz con los malos actos que cometéis, debes saber que entonces eres un creyente". Este criterio solo puede ser entendido en medio de una conciencia cultivada. Sin embargo, el Islam no se detiene en este nivel, sino que va más allá, cuando reconoce los derechos de los demás y compensa a aquellos que se encuentran oprimidos de forma injusta. El Corán dice: "¡Oh vosotros que creéis! Sed justos y sed testigos ante Dios que hasta los pensamientos estaran en vuestra contra" (Cor. 4:135).

El Profeta Muhammad dijo: "Hay tres atributos, que si se encuentran en un hombre harían su fe completa: que de caridad a pesar de su pobreza extrema, que extienda la paz por el mundo y que adjudique sus derechos a la gente sin la necesidad de que medie un juez". Bajo cualquier circunstancia recae sobre nuestros hombros la responsabilidad de educar y pulir nuestras conciencias. Dios dice en Corán: "¡Alabado sea! La vista, el oído y el corazón, cada uno de ellos, será interrogado" (Cor. 17:36).

Como conclusión, se puede decir que el verdadero ser humano es aquel cuya fe verdadera e inamovible se ha establecido y en él vive, en lo más profundo de su corazón, la urdimbre de la conciencia. Es esta persona la que respeta la ley y cuida de la sociedad, para que mantenga su estabilidad y estructura, y la armonía entre sus gentes. Una sociedad sin conciencia no conoce el descanso, y no hay conciencia sin fe.

Que la paz sea con todos vosotros.

New York, EE.UU.
Diciembre 1992

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