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miércoles, 28 de diciembre de 2011

La mafia se preocupa por sus asesinos

La mafia se preocupa por sus asesinos

Eduardo Arocena, terrorista y criminal como Luis Posada Carriles y un sinnúmero de asesinos entrenados por la CIA, espera verse pronto el libertad gracias a un incremento de las solicitudes hechas a la administración Obama para que éste sea indultado. En ese clamor desesperado, en que se le presenta arrepentido y como tierna oveja, participan los más sobresalientes verdugos de la mafia cubano americana, encabezados por los seis jinetes apocalípticos de la ultraderecha mafiosa dentro del Congreso, a saber, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz Balart, David Rivera, Marcos Rubio, Albio Sires y Bob Menéndez.
La presión sobre Obama al respecto es intensa, intentando tirar un manto oscuro sobre los crímenes cometidos por Arocena para ocultarlos con desparpajo y confabulación. Para ello no solo se valen del tinglado mediático con el que cuentan, sino también de sus asalariados blogueros pagados por la propia contrarrevolución anticubana radicada en Estados Unidos, sino también empleando el dinero desembolsado por la USAID y otras oscuras fuentes de financiamiento asociadas a la CIA y a la ultraderecha norteamericana.

Esta creciente campaña, fomentada luego de la liberación bochornosa de Posada Carriles, Santiago Álvarez y otros terroristas, gracias a la veleidosa y corrupta justicia estadounidense, llena de jueces parcializados y fiscales complacientes, parece revivir otras ya realizadas con anterioridad, hace algunos años, para procurar la liberación del ya fallecido Orlando Bosch Ávila y en el caso del propio Arocena.

No extrañan, pues, las apariciones de convocatorias, solicitudes de dinero a los aún incautos que pululan en La Florida, lagrimeos y reclamos, para lograr la libertad del criminal al que denominan, absurdamente, “el preso político más antiguo en los Estados Unidos”.

PLANES ACTUALES PARA EXCARCELARLO

El pasado 20 de diciembre apareció en Blogs de Cuba un mensaje titulado Free Eduardo Arocena, en el que se pasa vulgarmente el cepillo: “El hermano EDUARDO AROCENA. Preso Político anti-Comunista Cubano. Preso en Estados Unidos casi 30 años necesita de nuestra ayuda. Por favor enviar Money order of cheque por lo que sea a Defensa Legal, Eduardo Arocena…P.O. Box 831451, Miami, Florida, 33183. (…) Su esposa Miriam Arocena visita el P.O. Box todo los días. Eduardo tiene ya un abogado. Necesita nuestra ayuda.”

Tres días antes, apareció en Superpolítico Blog, una petición dirigida al Sr. Ronald L. Rodgers, Procurador de Perdón, denominada Carta de Apoyo para la conmutación de la sentencia a Eduardo Arocena (Caso # 12573004), en la que se solicita la clemencia para el asesino, con el argumento de que “no constituye una amenaza para la comunidad, ha tenido una conducta intachable, ha aprovechado las oportunidades que el sistema carcelario le ha ofrecido para elevar su nivel intelectual, se ha esforzado por rehabilitar su conducta, y ha soportado estoicamente la separación de su familia y seres queridos. Sin duda el Sr. Arocena ha cumplido los standards que se requieren en la Sección 1-2.113 que consideran las peticiones de conmutación de penas, del manual de standards del procurador de los EU para considerar la petición de clemencia. Se subrayan algunos, entre los cuales el haber servido parte de una larga condena, la avanzada edad, etc.”

Agregan los “ilustres” miembros de la Comisión por la libertad de Eduardo Arocena, con desfachatez y fingido sentimentalismo, en dicha carta: “Por lo que no existe la necesidad de mantener al Sr. Arocena encarcelado por más tiempo. Respetuosamente también le pedimos interceda ante el Presidente Barack Obama y le conmute la pena al Sr. Eduardo Arocena que está en prisión desde el 22 de julio de 1983, con el consecuente sufrimiento para él y su familia. Pues en estos 28 años su esposa lo ha podido visitar 8 veces, sus hijos y nietos 3, y su madre que tiene 85 años de edad ha visitado la prisión 5 veces. Durante todo este tiempo ha estado en 12 cárceles siempre lejos de sus familiares.”

Esta Comisión Por la Libertad Eduardo Arocena, engendro que aglutina a mercenarios y asesinos, fue fundada el domingo 20 de noviembre de 2011, bajo el consentimiento del Colegio Nacional de Periodistas en el exilio, radicado en Nueva York y Nueva Jersey, así como de su presidente, Félix Paret. A la demanda se sumaron los mercenarios quintacolumnistas dentro de Cuba, representados por los hermanos Miguel, Ariel y Guido Sigler Amaya, éste último recién llegado a Estados Unidos. Junto a ellos firmaron viejos socios de correrías de Arocena y otros comprometidos con sus crímenes o en actividades terroristas o de detracción contra Cuba, como son los casos de Dionisio Villanueva, Antonio Acosta, Pablo Laserna, Israel Abreu, Félix Lam, Héctor Lemagne Sandó, José González, Santiago Medina y otros.

Apenas hace menos de dos meses, el pasado 31 de octubre de 2011, dentro de este esfuerzo mafiosos por liberar a uno de sus ídolos, se dio a conocer el Premio Internacional Eduardo Arocena, promovido por la Latin Heritage Foundation, entre cuyas bases se deja en claro su compromiso con el terrorismo: “Paradójicamente, el presidente de Estados Unidos, los demás miembros de su gabinete y los generales de la CIA, el Pentágono y el FBI mantienen durante más de un cuarto de siglo a Eduardo Arocena, un líder y combatiente anti castrista, sometido a un enclaustramiento cruel, indefinido y denigrante, acusado de cometer actos similares a los cometidos por el presidente, los generales del Pentágono, la CIA y el FBI y por los cuales estos personajes reclaman la condición de héroes y el aplauso general del universo.”

Esta crítica abierta e irrespetuosa contra el sistema de terror que ha dominado a los gobernantes norteamericanos, se complementa con la no mal disimulada venganza que movió a estos hombres a asesinar al propio presidente Kennedy, cuando expresan: “Eduardo Arocena ha cumplido ya 27 años de prisión. La insania de su largo cautiverio adquiere cierta inteligibilidad exclusivamente vista a través del prisma de la traición que nos retrotrae a las arenas de Playa Girón, donde los combatientes anticomunistas de la Brigada 2506 luchaban y morían heroicamente, abandonados y traicionados por el gobierno de Estados Unidos. La historia no se repite, es la misma.”

La presión sobre Obama, nada diferente a la que se ejerció contra el presidente George W. Bush en julio de 2008, cuando fue creado el Comité Pro Libertad de Presos Políticos Cubanos, cuenta con el apoyo de los mismos congresistas mafiosos en el Congreso, ignorando que Arocena, empleando el seudónimo de Omar, dirigió a la organización terrorista Omega 7, responsable de colocar una serie de bombas en Miami, Nueva Jersey y Nueva York, así como de realizar varios asesinatos de ciudadanos como el diplomático cubano Félix García Rodríguez y el ex canciller chileno Orlando Letelier.

Por estas razones, fue declarado culpable de asesinato, intento de asesinato y de varios atentados con explosivos el 9 de noviembre de 1984, siendo condenado a cumplir una condena de cadena perpetua, más 35 años de prisión. Su prontuario lo responsabilizó con la colocación de 55 artefactos explosivos en EE UU y 6 en Puerto Rico. También fue quien se vinculó a otros asesinatos como el de Eulalio Negrín y el joven boricua Carlos Muñiz Varela, así como planificó la muerte de los diplomáticos cubanos Raúl Roa-Kourí y Ramón Sánchez Parodi, embajador y jefe de misión. Arocena planificó y ejecutó la introducción en Cuba de varias armas bacteriológicas, entre ellas el virus del dengue hemorrágico, el cual cobró la vida de 158 personas, entre ellas 101 menores de edad. Hoy purga condena, identificado con el número 12573-004 y con posibilidades de aplicar para la libertad condicional en el año 2050.

A instancias de Luis Posada Carriles, Enrique Encinosa y sus socios de Alpha 66: Ernesto Diaz Rodríguez, Osiel González y Reinol Rodriguez, Arocena pidió a su esposa que escribiera una “Carta Abierta al Exilio”, el pasado 24 de septiembre de 2011. Llena de viejo rencor, impotencia y sensiblería, pide a los terroristas amigos de su esposo el incrementar las campañas para lograr su liberación.

El 8 de mayo de 2010 Arocena publicó una carta en el Nuevo Acción Blog, en la que todavía muestra sus odios y que aún habitan dentro de él los instintos criminales que movieron su tormentosa y despreciable vida. Sin tapujos, declara en la misma: “Por lo que se viene viendo actualmente dentro de la problemática cubana toda, en sus tantas vertientes; el final está a la vuelta de la esquina. Solo falta el seguir presionando en esa dirección. Lo demás caerá por su propio peso.” Ingenuo como sus socios, planea la más criminal venganza contra nuestro pueblo revolucionario.

UNA TRISTE HISTORIA QUE CONTAR Y UN PRONTUARIO DE TERROR

La esencia criminal del actual defendido de los mafiosos y sus representantes dentro del Congreso no pueden callar la verdad sobre este asesino, puesta de manifiesto en la causa 84-1390, seguida contra Eduardo Arocena, también conocido por alias como Omar, Napoleón, Andrés, Alejandro Medina y Víctor. El jurado encontró culpable de Arocena de veinticinco cargos, incluyendo asesinato en primer grado de un diplomático y dos conspiraciones para asesinar a otros diplomáticos cubanos; daños intencionales a la propiedad por explosivos utilizados en el comercio, con lesiones personales resultantes; posesión de 6 artefactos explosivos; dos cargos de conspiración; y falso testimonio ante el Gran Jurado.

Aunque en el juicio el líder de Omega 7 trata de desmentir sus largas confesiones ante el FBI, al que acusó de haberlo maltratado, estas pruebas, así como el testimonio de 85 testigos y otras pruebas físicas y forenses, fueron suficientemente inculpatorias para él. La colocación de bombas en áreas pobladas como el Avery Fisher Hall, Madison Square Garden, el aeropuerto JFK, la oficina de billetes de Aeroflot, el consulado mexicano en Manhattan, el Consulado de México en Miami, la Misión Soviética ante las Naciones Unidas y la Misión de Cuba ante esa misma organización internacional, entre 1975 y 1982, fueron evidencias de su desalmado actuar. También Arocena aseguró disponer entre 600 a 800 kilos de explosivos de alta potencia para ser detonados en Miami, así como una gran cantidad de armamento.

Arocena también reveló al FBI estar vinculado al narcotráfico mediante Manuel Fernández, Maximiliano Lora y Luis Fuentes.

Fueron tales las pruebas contra Arocena que la propia CIA, quien lo integró como miembro de la ultra secreta Operación 40, no pudo salvarle el pellejo, aún cuando muchos de sus delitos fueron realizados por órdenes y supervisión de la propia Agencia.

Eduardo Arocena, como jefe de Omega 7, ordenó y preparó, igualmente, los explosivos que fueron detonados el 1 de febrero de 1975 en el Consulado de Venezuela, en Nueva York; el 11 de febrero de 1975 en el Campus Banquet Hall, en Nueva York; la bomba contra el barco soviético "Iván Shipetkiv", atracado en Port Elizabeth, Nueva Jersey, el 16 de septiembre de 1976; la bomba colocada el Restaurante El Español, en Nueva Jersey, el 20 de diciembre de 1977; entre otras.

CONCLUSIONES

Si la justicia norteamericana manchó su pureza y su prestigio con la absolución de Luis Posada Carriles en el mediático juicio en El Paso, Texas, donde se ignoró deliberadamente su pasado terrorista y sus crímenes, poco puede esperarse de ella. Obama tiene ante sí un enorme reto, al que supo rehuir George W. Bush. Si se indulta a Arocena, criminal, terrorista, narcotraficante y asesino, caerá una enorme vergüenza ante esta administración, renuente a indultar a Cinco héroes cubanos cuyo delito fue, simplemente, defender a su pueblo de terroristas como Arocena y Posada Carriles.

Obama podrá complacer a los mafiosos de Miami y coquetear con ellos a cambio de votos, pero ello le convertirá, aún más, en cómplice de los que causaron el terror en su propia patria, ni diferentes ni distintos al demonizado Osama Bin Laden.

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