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viernes, 28 de diciembre de 2012

El "Fin del Mundo": La Cultura del Miedo

El "Fin del Mundo": La Cultura del Miedo





Por Álvaro Cuadra *


Ante las profecías del “Fin del mundo”, inspirada en una cierta lectura del calendario Maya, lo que llama la atención es el modo cómo los medios de comunicación son capaces de construir una noticia basados en cualquier pretexto. Como una bola de nieve, la “Híper Industria Cultural” ha logrado que en todos los rincones del planeta la muchedumbre espere con temor el solsticio de diciembre 2012. Hollywood se ha encargado de diseminar imágenes apocalípticas, mientras la televisión multiplica sus reportajes al respecto. El apocalipsis es, después de todo, un muy buen negocio para los medios y el turismo.


Los medios de comunicación globalizados, en esta era de la “Híper Industria Cultural”, son los encargados de construir un “imaginario global” dirigido principalmente al control social. Los medios planetarios fabrican el presente de la humanidad “en vivo y en directo”, pues como es bien sabido, solo existe lo que es puesto en las pantallas del mundo. De este modo, el propósito último de las grandes cadenas internacionales no es informar sino servir a gobiernos y grandes corporaciones para administrar y regular el flujo de información.

Las imágenes diseminadas por los medios y reproducidas hasta la saciedad en cada rincón del planeta tierra, con muy pocas excepciones, se fundamentan en el “miedo” La humanidad entera es sometida a un estado de crispación fruto de las “amenazas” -reales o imaginarias- que nos instilan los medios de comunicación. Sea que se trate de una crisis económica del capitalismo global, de un atentado terrorista, una catástrofe medioambiental o de la penúltima guerra en el Medio Oriente, cada noticiero mundial es una “performance del terror”.

El “miedo” paraliza, impide pensar y mucho menos “criticar”; y esto lo saben muy bien los poderosos. Una “cultura del miedo” es una cultura del sometimiento y la dominación sobre grandes conglomerados humanos. Millones de seres humanos están, literalmente, cautivos en grandes urbes, domesticados por el “miedo”, obligados a seguir su destino de “empleos miserables” a cambio de “consumo basura” La vida humana ha sido desprovista de toda dignidad, sometida a la narcosis del “entertainment de masas”, las drogas, el dogmatismo religioso y el alcohol.

El “miedo” y el capitalismo van de la mano, ambos enemigos de toda forma de expresión genuinamente humana. Si hay algo característico de la “cultura global” es que ha sido configurada como una “cultura apocalíptica” Esta sensación de “fin del mundo” es ya un lugar común en la gran prensa, programas de televisión y miles de vídeos en las redes. Su última versión es una lectura tergiversada de las tradiciones mayas que anuncia un inminente día final.

El espectáculo cotidiano del mundo con su carga de guerras, crisis económicas, crímenes y catástrofes medioambientales pareciera crear el clima propicio para las profecías más oscuras. Es paradojal advertir cómo frente a tanta desgracia no surge una conciencia de nuestra “responsabilidad ciudadana” sino, al contrario, el sentimiento de un fin inminente. De esta manera, las injusticias, la violencia y la crisis económica se buscan en causas exóticas, ajenas al control y la responsabilidad de los hombres y, en ningún caso, a un sistema político y económico que está – literalmente – destruyendo la vida en el planeta.

Los cientos de turistas que esperan el “Fin del mundo”, instalados en cómodos “resorts” próximos a Chichén Itzá, olvidan que el verdadero apocalipsis acontece en millones de seres humanos que padecen hambre, o son víctimas de la violencia y la guerra en muchas partes del mundo. La condición humana en esta era de la “globalización” bascula entre la ansiedad y el temor, donde la solo la idea de una catástrofe final consuma una “cultura de la muerte” Desde hace ya un buen tiempo, el ruido del espectáculo mediático ha silenciado aquellas preguntas fundamentales, de modo que nuestras sociedades han perdido su capacidad de ponerse en tela de juicio.

El verdadero “Fin del mundo” ya ha llegado para muchos niños en Siria o Gaza, para pueblos enteros diezmados en el África subsahariana o para aquellos asesinados en una escuela en Newtown. El “Fin del mundo” está a la vuelta de la esquina para millones de niños y adolescentes en toda América Latina, condenados a la vagancia, la prostitución, las drogas y el crimen. Si lo pensamos bien, la verdadera catástrofe no es que una tormenta solar pudiera acabar con el mundo entero, la verdadera tragedia de la humanidad es nuestro silencio, nuestra indiferencia cómplice frente a un presente injusto, ignominioso e indigno.

Esta nueva “cultura global”, con su dosis creciente de violencia y espectacularidad, que se impone por doquier deja fuera, precisamente, lo mejor del ser humano. Los sentimientos de “alegría”, “esperanza”, “confianza” y “solidaridad” han sido expurgados como experiencias cotidianas. Los ciudadanos de los diversos países han sido despojados de sus derechos básicos en nombre de la “seguridad nacional”, programados por mentiras sistemáticas que terminan siendo verdades aceptadas. Cuando la ciudadanía es abolida por un rebaño de consumidores - sin capacidad de pensar, sentir y criticar se anula toda profundidad espiritual, ética, estética y política al mismo tiempo. Superar la “cultura del miedo” es un primer paso para recuperar la dignidad que nos asiste como seres humanos en este mundo.

* Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS.
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2012122305

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