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sábado, 26 de octubre de 2013

Las células dormidas del Mossad

Las células dormidas del Mossad

ESPIONAJE - MOSSAD CONFESIONES DE UN DESERTOR - MEMORIAS KATSA DEL MOSSAD (Libros de Lance - Historia - Otros)

Las células dormidas del Mossad
La penetración de Israel y la Amenaza Sionista en América Latina

Por Kamel Gomez



Que el Islam y los musulmanes ocupan la agenda mediática cotidiana es evidente. No es algo nuevo la percepción negativa que los medios masivos de comunicación construyen sobre el universo islámico.

Desde las “leyendas” de la Edad Media, pasando por las Cruzadas –se llega a sostener “científicamente”  el mito de que la palabra asesino es de origen islámico-, atravesando las lecturas “racionales” de la “civilización occidental” contra la “barbarie islámica”, llegando al choque de civilizaciones y la lucha contra el fundamentalismo y el terrorismo “islámico”, los musulmanes tienen una historia y un presente explicado por intereses para nada neutrales.

También en América Latina las operaciones de prensa se fogonean en periódicos y programas televisivos. Últimamente, se insiste con la absurda idea de la “penetración iraní” en nuestro continente.

Y lo peor, se le coloca a la comunidad islámica en general, pero muy especialmente a la vinculada con la escuela de pensamiento shiíta, un manto de sospecha en relación a sus actividades y referentes religiosos. Que el Holocausto, que la Amia, siempre hay letra para lastimar y dañar la imagen de los musulmanes en Argentina.

Entonces, si un católico sigue las enseñanzas espirituales del Papa, es normal. Pero si un musulmán reivindica el pensamiento religioso de algún árabe o persa con turbante, la sospecha se instala. Los musulmanes de estos lugares o bien son un “injerto”, reducidos a alguna que otra colectividad (sirios, libaneses); o bien son un potencial peligro, personas susceptibles de ser cooptadas por redes del “terrorismo internacional”.        

No se nos escapa que tales difamaciones se desprenden para opacar las luces que tiene la revelación islámica en nuestra tierra. La crisis del cristianismo, la decepción del marxismo, la falta de respuesta –o peor, la mala solución para conflictos como la droga y la falta de valores- empujan a muchos sectores sociales a mirar otros horizontes. Y el Islam Revolucionario, cuyo epicentro se desarrolla en Irán y su revolución, tiene banderas muy serias para la vida del hombre.

 A esto se le suma la alianza que se ha dado entre revolucionarios, como por ejemplo el compañero Chávez, quien insistía, entre otras cosas, en una “alianza estratégica” entre la revolución bolivariana y la islámica, en el rol positivo de la religión, en el pedido al retorno de Jesús y Al-Mahdi, otorgándole espiritualidad a la lucha política.

En fin, consideramos que el Islam, incluso a pesar de algunos musulmanes, será una fuerza espiritual importante en Latinoamérica, in sha Allah. Y por supuesto, las experiencias políticas de los musulmanes siempre se encontrarán donde corresponda: con el pueblo. Si hay musulmanes que piensan en una revolución islámica, quisiéramos indicarles que se parecen mucho a aquellos que esperan repetir experiencias revolucionarias europeas ya pasadas. Lo hemos dicho antes, y lo repetimos: no se trata de cambiar Europa por Irán.
No hubo nunca soviets por aquí, Vietnam siempre estuvo en Asia, y Jomeini es irrepetible.  Así como invitamos a conocer y estudiar al Islam y a su revolución, nuestra mirada no puede ser ingenua: desarrollaremos nuestra experiencia, nuestro camino…nuestra lucha.

Es el momento de volver al título de este artículo. Lo que sigue a continuación es copia textual del testimonio de un ex – agente del Mossad, Víctor Ostrovsky[1].  

Queremos volver a denunciar, insistir, que aquello que se le adjudica a los musulmanes, es practicado por otra “comunidad” político-religiosa con mucho poder económico-financiero. Desde el vamos, nos desentendemos de apreciaciones nazis, y de las lecturas sobre una “conspiración mundial” y otras pavadas que se encuentran.

Lo interesante aquí es que los judíos sionistas no solo no ocultan lo que sigue, sino que incluso lo consideran fundamental y presionan abiertamente a sus comunidades en el mundo para que así sea.

Precisamente, en la Argentina, con el Memorándum de Entendimiento por la causa Amia, pudimos notar como grandes sectores de la comunidad judía local jugaron sus cartas para los intereses de Israel. O la crisis en Siria: mientras musulmanes y cristianos pedían por la paz, ¿alguien escuchó a algún rabino criticar el posible bombardeo estadounidense?  


El Sionismo insistirá siempre en vincular lo judío, más allá de todos sus matices, con Israel.  Citemos al libro de Ostrovsky:

“El Mossad —créase o no— tiene únicamente treinta o treinta y cinco oficiales de servicios especiales o katsas operando por el mundo en cualquier momento. […]
La razón principal de una cifra tan sorprendentemente baja es que, a diferencia de otros países,Israel puede aprovechar el significativo y leal cuadro de la comunidad judía mundial establecida fuera de Israel. Y ello lo consigue a través de un sistema único de sayanimayudantes voluntarios.”

 Los sayanim, las células dormidas del Mossad que realizan diversas tareas, son miles distribuidos por todo el mundo. Ostrovsky señala como ejemplo a Inglaterra, donde hay dos mil activos y cinco mil en reserva.


“Los sayanim —ayudantes— deben ser ciento por ciento judíos. Residen en el extranjero y, aunque no son ciudadanos israelíes, muchos son accesibles por medio de los parientes que tienen en nuestro país.”

Así el Mossad garantizará la lealtad del ayudante, incluso aunque no termine colaborando.
Tengamos presente que en nuestro país se encuentra la tercera comunidad judía en número, luego de la Entidad Sionista y de EE.UU.

Reconoce Ostrovsky:

“Tenemos a nuestra disposición un sistema de reclutamiento exento de riesgos que nos facilita realmente unos efectivos de millones de judíos a quienes recurrir allende las fronteras del país. Resulta mucho más fácil operar con lo que se halla disponible in situ y los sayanim ofrecen un apoyo increíblemente práctico en todas partes.”

Precisemos algunas tareas que pueden realizar para ayudar al Mossad:


-Alquilar un auto, evitando que el agente haga todo el papeleo.

-Prestar hospedaje a agentes sin levantar sospechas.

- Un banco sayan  entregaría cantidad de dinero necesaria para las operaciones, en el horario que fuese necesario.

- Un doctor sayan trataría heridas de cualquier tipo,  sin necesidad de informar a la policía.

-Un periodista sayan impedirá que se critique a Israel en su trabajo, etc.

El funcionamiento con el agente y la coordinación se da de esta manera:

“Los katsas destinados a las bases tienen a su cargo a los sayanim, y los más activos son visitados por su katsa cada trimestre más o menos, lo que para ellos suele representarles entre dos y cuatro reuniones personales diarias con los sayanim junto con numerosas conversaciones telefónicas.”

También el autor nos relata la importancia de los viajes que Israel organiza con los jóvenes de la diáspora. Se reconoce abiertamente que se trata de reclutarlos, entrenarlos, y prepararlos para espiar, entre otras cosas:

“Muchos jóvenes entrenados en los campamentos de verano de Israel se convierten después ensayanim, lo que sin duda proporciona una importante reserva de colaboradores voluntarios, bien entrenados, que no se arredran ante las consignas y que ya han demostrado su habilidad para asumir riesgos. Con excepción de Canadá y Estados Unidos, las comunidades judías exteriores de Israel cuentan con estructuras entrenadas y armadas, dispuestas a defenderse llegado el caso.”
Para finalizar, Ostrovsky se hace la misma pregunta que nosotros:

“El único problema del sistema es que a dicha organización [el Mossad] no parece preocuparle cuan perjudicial resultaría que esto se supiese para el estatus de los judíos que se hallan en la diáspora. Cuando uno se interesa por ello, le responden: « ¿Y qué es lo peor que podría sucederles a esos judíos? ¿Que viniesen todos a Israel? ¡Pues serían bien recibidos!»”









1.        Victor Ostrovsky y Claire Hoy, Mossad: Confesiones de un desertor. Título Original: By the way of deception (Por el Camino de la Decepción)Editorial Planeta, Barcelona 1991.

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