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sábado, 28 de marzo de 2015

El origen de la bestia y la islamofobia

La ola de atentados terroristas ha servido para justificar la intervención de potencias occidentales por todo el mundo

27/03/2015 - Autor: Ángel Álvarez Hernández - Fuente: Webislam
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El terrorismo desarrollado por estos grupos ha generado una fuerte islamofobia en occidente.
El 20 de noviembre de 1979, Yuhaiman al-Otaybi, al mando de un grupo de más de 400 exaltados, asaltó la Gran Mezquita de La Meca, ocupándola durante 14 días, en un ataque que conmocionó a todo el mundo musulmán.
Otaybi, formó parte del grupo salafista llamado Al-Yam'a Al-Salafiya Al-Muhtasiba. El grupo estaba encabezado por el presidente de la Universidad Islámica, Abd al-Aziz Ibn Baz. En 1977 Otaybi se convirtió en el líder de una facción de jóvenes, a la que llamó al-Ijuán, que desarrolló sus propias doctrinas, calificando a los jeques más ancianos como traidores al servicio del gobierno, por permitir la occidentalización y aliarse con los Estados Unidos.
Durante el asalto a  la Gran Mezquita de La Meca, Ibn Baz, quien anteriormente había sido el mentor de Yuhaiman al-Otaybi, emitió una fatua permitiendo el uso de la fuerza en la Gran Mezquita de La Meca, que terminó con cientos de muertos y la decapitación de Otaybi y 68 de sus seguidores.
Eric Frattini, en su libro “Bin Laden, la espada de Alá”, señala:
La investigación posterior llevada a cabo por el istakhbarat saudí, ayudados por el MI6 británico (16) , mostraba que los asaltantes entraron en la zona de la Gran Mezquita a bordo de camiones del Grupo Bin Laden, los únicos vehículos a los que les está permitido el acceso. La inteligencia saudí detiene entonces a Mahrus bin Laden, hermano de Osama como posible implicado en el apoyo al comando de Al-Otaybi. Al parecer el espionaje británico MI6, informó a su homólogo saudí que durante los estudios que llevó a cabo Mahrus bin Laden en Inglaterra, contactó por medio de otras amistades con Hassan al-Fadli, hijo del ex Sultán de Abdin, región situada en Yemen del Sur y en ese momento líder de un grupo fundamentalista islámico yemení.
Al-Fadli, según informaron los servicios secretos británicos, tenía una estrecha vinculación con Al-Otaybi y Al-Qahtani, ya que los tres procedían de la misma región montañosa de Yemen. Incluso Mohamed al-Qahtani se había declarado públicamente defensor y seguidor del antiguo Sultán de Abdin, padre de Hassan al-Fadli. El espionaje saudí intentó atar cabos también con las nuevas amistades que rodeaban a Mahrus bin Laden y cercanas a la facción siria de los Hermanos Musulmanes exiliados en Arabia Saudí.
El dossier sobre el caso fue cerrado por orden directa de algún miembro de la familia real y Mahrus liberado sin cargo alguno.
Esta fue la carta de presentación del monstruo seudo yihadista ante el mundo. Su acción espectacular, los convirtió en el centro de las miradas del mundo.
El 26 de diciembre de 1979, las fuerzas soviéticas ocupaban puntos estratégicos de Afganistán y el 27 de diciembre el ejército rojo entraba en Kabul.
Establecer la conexión entre el asalto a la Gran Mezquita de La Meca y el apoyo del Gobierno saudí a los grupos de muyahidines afganos contra la ocupación soviética y los talibanes liderados por Bin Laden, es algo que la historia no ha terminado de esclarecer.
Si el gobierno saudí se echó en brazos de Estados Unidos por miedo a estos grupos, es algo que desconocemos. En cualquier caso, el mal llamado salafismo yihadista internacional fue armado y financiado por Estados Unidos y Arabia Saudi en la guerra de Afganistán, contra la URSS.
Este mal llamado yihadismo salafista internacional, fue utilizado para alimentar las fuerzas insurgentes en Afganistán, y llevar voluntarios de todo el mundo a luchar contra la  URSS y, dramáticamente, tras la desaparición de la URSS, ha creado una nueva época de terror y una nueva expresión de la islamofobia, donde cualquier musulmán en occidente podía ser confundido con un terrorista o un simpatizante de Al Qaeda o el Estado Islámico.
Tras el atentado terrorista contra la Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, que causó casi 3.000 muertos y cerca de 6.000 heridos, una ola de islamofobia recorrió el mundo.
El mal llamado yihadismo salafista internacional, ya sea en sus expresiones en Afganistan, Libia, Iraq o Siria, ha servido siempre para alimentar guerras y ha estado instalado en el epicentro de las redes de comunicación de los gaseoductos y los yacimientos de petróleo, por lo que se pueden establecer las siguientes conclusiones:
a) Que no tiene nada que ver con la religión sino con intereses económicos.
b) Que se ha instrumentalizado la religión para doblegar países a los intereses geoestratégicos de diferentes potencias e intereses económicos de corporaciones internacionales.
c) Que el terrorismo desarrollado por estos grupos ha generado una fuerte islamofobia en occidente entre extensas capas de la población, siendo la expresión más brutal de su rechazo el atentado terrorista cometido el 22 de julio del 2.011 en Noruega, por Anders Behring Breivik, que asesinó a 77 personas (la mayoría de ellas adolescentes socialdemócratas), anticipándose así a lo que él considera una inminente guerra étnico-religiosa entre un occidente culturalmente cristiano y el islam alimentado por la inmigración.
La ola de atentados terroristas ha servido para justificar la intervención de potencias occidentales por todo el mundo, con un gasto en armamento y tecnología escandaloso en una época de crisis, así como el reclutamiento de exaltados y fanáticos dispuestos a autoinmolarse y a cometer cualquier tipo de barbaridad, lo que ha desprestigiado al islam logrando arrinconar a sectores moderados e incluso conservadores, hasta el punto de pretender hundir al islam en las cavernas de occidente. Si la presentación internacional de la bestia se puede fechar el 20 de noviembre de 1.979, la moderna islamofobia se produce el 11 de septiembre del 2.001, y en ambos casos la víctima es el islam, los musulmanes y la población civil occidental o cristiana de África o Asia. La desaparición del monstruo requiere aceptar que el islam nada tiene que ver con el monstruo y sus oscuros creadores y que la religión no puede ser adulterada o manipulada para fines ocultos.

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