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martes, 29 de diciembre de 2015

La 'santa cruzada' de los jóvenes

Las noticias del mundo en Europa últimamente se han enfocado en las historias de varias jóvenes europeas, quienes han querido morir por la fe de la yihad. Un artículo en The Siberian Times describía cómo una joven en Rusia fue reclutada por un hombre que la convenció para ir a Siria y luchar por sus «hermanos». Nada que la madre pudiera hacer cambió su opinión. Una semana después de los atentados de París envió un mensaje a casa alabando a sus «hermanos de París», que habían llevado a cabo los actos. En Austria dos chicas, cuyas familias llegaron a Austria desde Bosnia, huyeron de sus hogares en Viena con el fin de combatir en la «guerra santa», diciendo a sus familias en una nota: «No nos busquéis. Vamos a servir a Allah. Y moriremos por él». En Inglaterra, dos hermanas gemelas de 16 años, dejaron su hogar en Chorlton, Manchester, en julio sin el conocimiento de sus padres y se fueron a Siria. Expertos en el Reino Unido creen que cerca de 50 chicas y mujeres británicas se han unido a ISIS, y han viajado a Siria para luchar; sus edades oscilan principalmente entre 16 y 24 años. Al menos 40 mujeres han salido de Alemania para unirse a ISIS en Siria e Irak>en lo que parece ser una tendencia creciente de adolescentes que se convierten en radicales y viajan a Oriente Medio sin el permiso de sus padres; la más joven de las chicas alemanas era de 13 años de edad. Hay cifras similares para las chicas de Francia.
Los expertos creen que alrededor de 4.000 occidentales han viajado a Siria e Irak, más de 550 de ellos mujeres y niñas, para unirse al Estado islámico. La tendencia también existe en España, a juzgar por los casos descubiertos en Cataluña del reclutamiento de niñas para el Estado Islámico. La atracción de la violencia terrorista parece haberse convertido en la inspiración de miles de mujeres jóvenes en Europa. En un reciente reportaje, preparado a lo largo de un período de 12 meses por el Canal 4 de la televisión de Reino Unido, se ha investigado el mundo secreto de las mujeres en Reino Unido que apoyan al Estado Islámico, glorifican a yihadistas, y predican un mensaje de odio, de segregación y de extremismo. Son estas mujeres adultas las que, seguras en sus casas y puestos de trabajo en el Reino Unido, han alentado a las jóvenes para abandonar sus hogares en Europa e ir a Siria con el fin de fomentar la obra de masacre. La fuerza de este increíble celo por la destrucción de toda civilización que no sea la del Estado Islámico, hace que uno se pregunte por qué las mujeres en cuestión siguen viviendo en una Europa que desean destruir.
El apoyo de los jóvenes a la guerra santa tiene sus antecedentes en Europa. Irónicamente, el mismo entusiasmo por una cruzada por la religión se encontraba entre los jóvenes de la Europa cristiana medieval. En la Edad Media, la pasión por una guerra santa alcanzó su punto álgido durante los movimientos conocidos como «Cruzadas», cuando uno de los episodios más terribles fue la llamada «Cruzada de los Niños» de 1212. La propaganda pública de la Iglesia instó a los ciudadanos a ir a Siria y Palestina con el fin de destruir a los no creyentes que ocupaban la Tierra Santa. Entre los que fueron atraídos por la llamada eran grupos de niños.
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Hubo dos Cruzadas de los Niños que se iniciaron simultáneamente en 1212, una en Renania, la otra en el valle del Loira. Un muchacho, Nicolás, predicó la Cruzada de los Niños en Colonia y se dice que reclutó a miles de niñas y niños por su causa. Cuando los peregrinos llegaron a Italia, muchas de las chicas acabaron en burdeles y otras fueron tomadas como sirvientes. Los chicos que finalmente llegaron al este fueron vendidos como esclavos. En el mismo período, en Saint-Denis en Francia un chico de 12 años con el nombre de Esteban reclutó a miles de niños, pero en Marsella cayeron en manos de ladrones y fueron vendidos como esclavos en Alejandría. Las Cruzadas de los Niños eran evidentemente un fenómeno del malestar social que afectó no sólo a los adultos, sino que también llegó a las mentes de los jóvenes. Pero los jóvenes involucrados terminaron sus vidas en el desastre, como está sucediendo hoy con las chicas que quieren unirse a la lucha por la religión, y han acabado en cambio en la esclavitud o incluso en la muerte.
La guerra santa cristiana fue en muchos aspectos un éxito, al igual que la yihad musulmana hoy. Influyó en las mentes de los jóvenes, y les animó a luchar contra el infiel. Los ejércitos cristianos invadieron tierras musulmanas y las ocuparon. El éxito de las Cruzadas ayudó a elevar la confianza en sí mismo del Occidente medieval. A los cristianos les debió parecer que Dios estaba de su lado y que podrían lograr cualquier cosa. El problema fue que a la larga nadie fue el ganador, y el conflicto entre cristianos y musulmanes continuaría durante siglos. Los miles de niños y niñas que murieron en la Cruzada de los Niños murieron en vano, como les está sucediendo también a las jóvenes occidentales que hoy están buscando una oportunidad de morir por la guerra santa islámica.
Muchas de las jóvenes que quieren morir por el Islam están influidas por el sentimiento anti-islámico que impregna la sociedad occidental. Después de la última terrible bomba en Londres en julio de 2006, una encuesta halló que el 23 por ciento de los musulmanes británicos dijeron que la atrocidad ocurrió debido al apoyo del gobierno a las guerras contra los países islámicos. De la misma manera, los amigos del actual líder laborista, Corbyn, han afirmado que la masacre yihadista en París fue una consecuencia de la hostilidad occidental hacia la yihad. El supuesto básico de esta actitud es que el oeste es el responsable de la yihad. Por lo tanto, sugieren, uno no debería luchar contra el yihadismo con la guerra, sino con besos. Guerra contra el terror, insisten, es un error, ya que aumentará el terror. Como no es de extrañar, Corbyn ha declarado que no va a apoyar una acción militar contra el terrorismo. Algunas figuras públicas de otros países también han salido con el mismo argumento.
Es cierto que la violencia nunca funciona como método de persuasión. Pero hasta ahora no ha habido propuestas alternativas . Incluso la ONU ha declarado que aconseja la «eliminación» del yihadismo. ¿Significa eso que hay que matar a todos los yihadistas? ¿O es la yihad un movimiento que deberíamos aceptar, porque no hay manera de atacarlo? ¿Debemos tolerar la utilización de niños como terroristas suicidas, o permitir que miles de chicas participen en una nueva Cruzada de los Niños para ir a Siria con el fin de dar apoyo a los jóvenes terroristas varones? Hay políticos (y otros) que creen que es un error atacar a los movimientos terroristas en sus bases, porque una guerra santa no puede ser combatida con otra guerra santa. Ese, en efecto, fue el gran error de las cruzadas cristianas medievales. Muchos otros estarán de acuerdo en que las cruzadas santas no son la solución para resolver los conflictos culturales, pero que se requieren medidas urgentes para eliminar las raíces de un movimiento primitivo dedicado al asesinato en masa de civiles como una política.
Henry Kamen es historiador británico; acaba de publicar Fernando el Católico (La Esfera de los Libros, 2015).

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