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viernes, 26 de agosto de 2016

El Islam del Próximo Milenio

15/03/2000 - Autor: Abdelmumin Aya - Fuente: Verde islam 13
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Cuando el Sistema se haga finalmente con China, se verá la verdadera cara delDayyal. Respecto a la crueldad y deshumanización de esta nueva versión del Capitalismo hacia la que inevitablemente nos vemos abocados, el modelo capitalista japonés resulta adolescente; como a su vez, frente a esta fórmula capitalista nipona la norteamericana fue un juego de niños. Efectivamente, si la norteamericana pretendió ser el modelo de progreso humano, la japonesa sólo trata de ser adecuada para conseguir el poder dentro de unos límites morales —sui generis— en su actuación, mientras que la china no pretenderá ser nada ni se someterá a marco moral alguno. Actualmente, una vez acusa el modelo norteamericano los síntomas terminales del final de su ciclo, se ensaya en algunos puntos geográficos el modelo asiático del Capitalismo, el cual no será ostentosamente notorio mientras se circunscriba a Japón, Taiwan, Corea y Hong Kong, pudiendo convivir con el Capitalismo de la era norteamericana en su etapa final, pero será letal para el futuro de la Humanidad cuando China lo asuma por completo.
Ante el modo de vida humana que vendrá con el Capitalismo chino palidecen todos los valores humanos, toda virtud, toda esperanza para la especie humana.
Capitalismo e Islam
Estudiar el Capitalismo en Japón es como estudiar en el laboratorio como será la epidemia del Capitalismo Asiático antes de propagarse la enfermedad. Pueden experimentarse con bastante grado de éxito las posibles vacunas que —una vez desarrollado el virus— podrán suministrarse. Por eso, actualmente, Japón es un lugar estratégico para el futuro de la Humanidad.
El avance del Islam y su reestructuración interna a fin de hacerse más consistente es la única salida para la especie humana, la única alternativa tradicional al perverso Sistema del Shaytán. Harto significativo es el progreso de las conversiones al Islam en pleno corazón de las grandes ciudades norteamericanas; evidentemente, Nación del Islam deberá islamizarse, y lo hará insha Allah, pero ya es buena señal el apoyo de un país valiente como Libia a Farrakhan, el organizador de La Marcha del Millón de Hombres.
Gaddafi ha pretendido con su apoyo económico clavar una estaca en el corazón de la Bestia , y lo ha hecho cuando ese corazón latía ya sólo por inercia. La Bestia deja al corazón agotado irse apagando, mientras usa su nuevo corazón, y a su vez prepara otro corazón para relevar al anterior. Si matas su corazón pero dejas vivo el corazón naciente, nada has hecho; si extirpas el corazón futuro pero dejas el actual, generará otro nuevo corazón. Y si matas el corazón muerto has perdido el tiempo. América fue el corazón de la Bestia cuando el Imam Jomeini, la paz sea con él, lo dijo, pero no lo es ahora. Del progreso de Nación del Islam se desprende una conclusión clara: allí donde haya marginación, injusticia, alienación, sólo en el Islam se verá una salvación.
Los utópicos análisis del Capitalismo pronostican “una extirpación de los pensamientos salvíficos” cuando se haya eliminado el Tercer Mundo. Pero la realidad es que el Capitalismo no sólo hace cada vez más miserable y extenso el Tercer Mundo, sino que genera en su interior un Cuarto Mundo de gentes sin esperanzas ni futuro.
Perspectivas
El Tercer y el Cuarto Mundos serán el territorio natural del Islam, como el Primer Mundo lo será de esa mutación del Budismo que se está generando en su contacto con el Cristianismo. El Cristianismo desaparecerá, no cabe la menor duda. Dentro de unos siglos sólo habrá dos religiones: Budismo e Islam; la primera, la de los que cierran los ojos a la realidad como las imágenes de Buda, la segunda la de los que combaten a los destructores.
Los límites tradicionales del Islam se verán definitivamente ampliados con la progresiva descristianización de África. Pese a los esfuerzos misionales de Juan Pablo II, “el negro verá en el Islam su religión natural”, como ya pronosticara Burton. El Cristianismo será siempre una religión del hombre blanco, una religión extranjera, una religión del Primer Mundo, de la que siempre se sirvieron los estados comerciantes para expoliar a los pueblos. En este sentido es tremendo ese proverbio centroafricano — donde todavía existen países cristianizados— que dice: “Antes, los blancos tenían la Biblia y nosotros la tierra; ahora nosotros tenemos la Biblia y ellos tienen la tierra”. El análisis es terrible y definitivo. Cuando a un pueblo le llega el Islam desde el pueblo vecino, entonces dejan sus Biblias y deben empezar a temer por sus posesiones los blancos afincados en la zona.
Pero quizá el territorio estratégicamente más importante para el Islam en todo el planeta sea el sur de la Península Ibérica. Aquí está teniendo lugar una relectura del Islam gracias al contacto con el Magreb y al sustrato cultural europeo al que llega, que acaba expresándose en las lenguas que habla toda Iberoamérica: español y portugúes. Iberoamérica tiene las óptimas condiciones para la asunción del Islam en relativamente poco tiempo, y esas condiciones viven, básicamente, en la miseria.
Frente a la doctrina de la resignación que predican los cristianos, el Islam es la única religión que predica el uso de las armas para solucionar situaciones de injusticia que no puedan solventarse de otro modo. Cuando Iberoamérica pueda apreciar en su propia lengua, con la calidad y sensualidad latinas, la belleza y profundidad de una religión como el Islam, Iberoamérica será musulmana. Los musulmanes españoles y portugueses en general, y los andaluces en particular, que encarnan en sí mismos ese nudo de culturas —tradición occidental, carácter latino, corazón musulmán— son a Iberoamérica lo que el capitalismo japonés al chino: el laboratorio dónde se produce lo que luego sólo tendrá que expandirse.
Sabotaje
A esto y sólo a esto se deben los continuos intentos de sabotaje que sufren, desde el principio, los musulmanes andaluces en su propia tierra. Y digo sabotaje porque se trata de un hacer desde dentro. Se trató de aburrirnos al principio, deliberadamente, luego vinieron las muertes, y no tardará en tratársenos de enterrar en dinero produciéndose entonces la inevitable fitna.
Abdennur Coca y Sabora Uribe han muerto a manos de una trama encaminada a ahogar el Islam en España, no porque España sea un sitio peor ni mejor que cualquier otro, sino porque es la puerta de Iberoamérica, y una Iberoamérica musulmana supondría una pérdida de billones de dólares anuales para determinados grupos financieros que rigen los destinos actuales de los pueblos del planeta. La autonomía financiera que predica el Islam, el rechazo de las multinacionales o la condena del préstamo con interés no son razones fútiles para que estos grupos financieros consideren que el Islam sea el enemigo a abatir.
Latinoamérica se entregó al Cristianismo que le llevó la Iglesia Católica y se confió a él, pero fue traicionada: La Iglesia oficial se vendió a la clase adinerada y, a la hora de la verdad, la Teología de la Liberación obedeció al Vaticano cuando éste le impuso silencio. Sí, naturalmente, Roma intentará que el próximo Papa sea latinoamericano, como hará todo lo posible para que quien le siga sea de raza negra, obedeciendo a criterios estratégicos que intentan conjurar la expansión del Islam. Pero será en vano.
Andalucía y el Islam
Respecto a las líneas de actuación que deberán seguirse en la Península Ibérica , vista la trascendentalidad de su situación en el desarrollo futuro del Islam, su exposición precisa de una previa explicación de las diversas etapas por las que ha atravesado el Islam desde que se reinstaurara en esta tierra hace aproximadamente unos veinticinco años:
—La primera generación de conversos fue la del empuje. Eran hombres y mujeres que tenían una ilusión pura. Provenían de la contracultura —extrema izquierda, yoga, alucinógenos— y tenían nulos conocimientos del Islam, pero un corazón generoso que intuyó en el Islam una fórmula de liberación más efectiva que aquellas otras que habían probado. Se hicieron todas las tonterías imaginables, pero siempre que la intención fue pura (omito los innumerables casos de quienes vinieron a lucrarse o en busca de poder) se hizo Islam. Somos sus herederos, por ello les estamos agradecidos.
—La segunda generación de musulmanes españoles fueron “los hombres de la sensatez”. Todavía no hablaban árabe y no sabían demasiado del Islam, pero al menos estaban cuerdos. Defendieron el sentido común dentro de los pocos grupos formados por los pioneros que tuvieron futuro. La argumentación más frecuente a la que se acogieron era la de que si algo resultaba extraño, no era islámico. Porque el Islam debía ser lo normal. Tuvieron un papel fundamental en hacer posible el Islam en nuestra tierra tratando de que no se identificara ‘islamización’ con ‘arabización’. La lucha teológica de esta generación tuvo por objeto asuntos tan aparentemente nimios como el uso de la vestidura occidental o el papel higiénico. En una palabra: cordura.
—Vino una tercera generación de musulmanes que trató de desautorizar a los precedentes pero que no tenían ni la genialidad de los primeros ni el sentido común de los segundos. Fueron “los hombres del árabe”, perfectos bilingües que normalmente habían estudiado unos años en países islámicos. Intentaron meter en cintura los experimentos de “adaptación del Islam a la realidad española” y por un tiempo lo consiguieron. Fueron imames, trataron de liderar las comunidades y aburrieron a los que intentaron acercarse al Islam. Pero por las mismas razones que habían conseguido adaptarse, cuando fueron becarios, a países como Arabia Saudí o Kuwait, no fueron seguidos por los españoles: por la falta de sangre en sus venas. Fueron útiles sus traducciones porque, a pesar de estar plagadas de un lenguaje cristianizante, pusieron en manos de todos nosotros el primer material traducido por españoles.
—Una nueva generación, la cuarta, fue la de aquellos que no sólo eran perfectos bilingües sino que reclamaban para nuestro Islam la fuerza y la vitalidad que siempre lo caracterizó y de la que adolecía el Islam que predicaban los de la generación anterior. Dieron fundamento a las ciegas intuiciones de los hombres de la cordura, y yo les llamo “los hombres de la sabiduría”. Tradujeron y escribieron, pero más que nada, hablaron. Expusieron un Islam bello y español: comprensible a la racionalidad de los occidentales y no por ello dejando de ser islámico.
—Una quinta generación de musulmanes españoles vino a paliar la limitación de la anterior: su excesiva cerebralidad. Los musulmanes de la cuarta generación apenas vivieron un Islam espiritualmente arrebatador pues la lucha intelectual que tenían que afrontar era tan poderosa que no les permitía separar lo más mínimo los pies del suelo. Y llegaron los “hombres de la luz”, los hombres que llegaban puros y limpios al Islam sin que nunca supieran cuánto esfuerzo les había supuesto a los anteriores cada detalle de normalidad de que ellos gozaban, para encarnar la luz que habría de darnos fuerzas a todos, de un modo que sólo Allah conoce.
Taquía
El asesinato de Sabora Uribe marca el comienzo de una nueva época en el Islam español. Significa que ya los enemigos del Islam han comenzado a considerar al Islam español como lo que es, la alternativa de Iberoamérica, y han decidido asfixiarlo en su cuna. Por eso, las nuevas comunidades formadas por estos “musulmanes de luz” —españoles ilusionados pero sensatos, araboparlantes pero no tediosos y, sobre todo, buenos, delicados, generosos, como lo fue el Profeta, la paz y las bendiciones sean con él— deben sumirse en la taquía, en el ocultamiento. Deben no escribir, no publicar, no dar conferencias, no traducir, sino irse entramando unos con otros para dar energía a todo aquello que está por suceder.
Con esto, uno de los objetivos del Islam en España estará cumplido: la transmisión del Islam a Iberoamérica. Pero para que esto llegue a suceder, los hombres de conocimiento y los hombres de luz deben ocultarse: Taquía. Ésta debiera ser la clave durante los próximos años en los que se creará, insha Allah, la urdimbre iberoamericana de un Islam como ha sido siempre el Islam: hermosísimo, fácil, no tedioso ni complicado como el que exportan los países árabes (no sabemos si eso es así porque no saben hacerlo mejor o para aburrir a los no-araboparlantes, para dificultarles la conversión mientras aparentan hacer lo contrario).
Habrá más muertes —dadas con la mano izquierda mientras que con la derecha se nos dé legalidad y financiación— y temo por la vida de algunos hermanos míos cuyo reemplazo será costosísimo, hablando en términos racionales. Porque Allah sabe, sólo Él sabe por qué sucederán las cosas.
De todas formas hay que “atar al camello” y “atar al camello” es estar en taquía unos años. Ya se intentó la política de no ocultar nada con el ingenuo razonamiento de que no teníamos nada que ocultar, como si pudiésemos hacer desaparecer la malicia con la inocencia, como si la destructividad no fuera tan esencial al cosmos como la inocencia. Pero la inocencia debe protegerse a sí misma como hace la maldad.
Personalmente, he encontrado mi camino en la dimensión europea del Islam, a la que pertenecen ya una legión de pensadores a los que no soy digno ni de nombrar, Lings, Burckhardt…, tratando de hacer mi modesta aportación en la línea guenoniana de recuperación de los vestigios del pensamiento tradicional —es decir, que viva de la trascendencia— en concreto, en la civilización japonesa, seriamente amenazada de extinción, no menos que las del resto del planeta.
Varios son los esquejes que pueden extraerse de esta cultura para injertarlos en el tronco robusto y joven del Islam, sin que se produzca rechazo en el receptor, como hizo Schuon con la metafísica india norteamericana, Pallis con la tibetana o el propio Guenón con la hindú. Estamos viviendo un nuevo hundimiento cultural —el final de la civilización occidental— como en tiempos del final del período clásico de la cultura grecolatina. Y si en esta época los musulmanes hicieron el trasvase de la cultura griega al Islam, ahora deberá producirse un hecho análogo de recuperación de todo el conocimiento que Occidente ha atesorado de esas culturas a las que iba destruyendo, antes de que él mismo sucumba. La labor es de musulmanes. “El conocimiento es eso que se le ha perdido al musulmán y lo recupera por derecho propio se halle donde se halle”, nos dijo nuestro amado Profeta, la paz sea con él. Antes de la definitiva extinción de todo conocimiento tradicional con la llegada del Capitalismo a los diferentes pueblos de la tierra, algunos musulmanes sabios quizá ya hayan injertado en el Islam toda la sabiduría de todas las épocas y entonces ya sólo habrá que preservar el Islam, el último árbol de sombra protectora en el desierto espiritual que quedará a la especie humana, la última esperanza de vida verdaderamente humana en el mundo deshumanizado del Dayyal. Pero Allah es el único que sabe con certeza.
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