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martes, 31 de enero de 2017

ISRAEL Y TRUMP PROVOCAN TERCERA GUERRA MUNDIAL

Una embajada estadounidense en Jerusalén y Tel-Aviv

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José E. Muñiz Gómez en exclusiva para Diario Judío México – Desde la formación del Estado de Israel en 1948, la representación diplomática de Estados Unidos ha estado localizada en Tel-Aviv. Los Estados Unidos, quien 11 minutos después de la declaración de independencia de Israel reconoció al estado judío, creía en lo planes del Plan de Partición de 1947 que buscaba el que Jerusalén quedara en manos de la comunidad internacional. Como sabemos, luego de la Guerra de Independencia de Israel en 1948, Jerusalén fue dividida. Su franja oeste fue controlada por Israel mientras que la parte este fue controlada por Jordania. Posterior a la Guerra de los Seis Días, y tras 19 años de judíos no haber pisado la zona este de Jerusalén donde se encuentra el Kotel, Israel logró unificar por primera vez en su historia a Jerusalén. Ahora Israel podría repoblar las comunidades de mayoría judía que en la franja este algún día allí existieron (en 1881 la mayoría de la población en toda Jerusalén era judía), controlar el Kotel y el Monte del Templo (a pesar de ello el “Status quo” alcanzado con Jordania sobre el Monte del Templo limita la presencia judía en donde algún día estuvo el primer y segundo Templo de Jerusalén), reconstruir la Universidad Hebrea de Jerusalén, limpiar las tumbas judías que habían pasado a ser utilizadas como letrinas, y unificar en su totalidad la capital que fundó el rey David hace 3,000 años atrás.
A pesar de ello, y tras la franja este haber sido anexada por Israel junto a cascos urbanos aledaños a Jerusalén en 1980, ninguna misión diplomática en el país reconoció la legitimidad de esta movida. Ni siquiera los Estados Unidos. Sin embargo, y bajo la presidencia de Bill Clinton, esta postura cambió con la aprobación del “Jerusalem Embassy Act of 1995,” la cual da un explícito mandato de ley para que la embajada estadounidense en Israel sea movida a Jerusalén. De hecho la legislación ni siquiera establece si la embajada puede o no ser establecida en Jerusalén Este, por lo que existe la posibilidad legal de que sea establecida en la franja este. Sin embargo, esta acción de movilizar la embajada estadounidense de Tel-Aviv a Jerusalén depende de una orden ejecutiva por parte del presidente. Por lo que evidentemente, Clinton no llevó a cabo luego de Oslo II en 1995. Desde entonces, George W. Bush, Barack Obama y todos los candidatos de ambos partidos nacionales han hecho promesas de mover la embajada estadounidense a Jerusalén. Sin embargo, nada ha ocurrido. A pesar de ello, y tras la victoria electoral del empresario, Donald Trump, este precedente cambiará.
Trump, quien entre sus más cercanos ha dejado claro que no cambiará esta posición y no le ha importado criticar los informes de inteligencia y aliados que le han informado sobre los peligros que conlleva llevar esto acabo, ha nombrado como su embajador a David Friedman. Friedman, quien se destacó por más de 20 años como abogado de la Trump International en asuntos de litigios bancarios y quiebras, y su principal asesor en asuntos de Israel, ha dejado  claro reiteradamente que la embajada será trasladada a Jerusalén. Sin dudas, evidentemente esta movida va a ser llevada a cabo no solo por el compromiso que Trump tiene con Friedman y su yerno, Jared Kushner, sino porque Trump entendió el porqué es importante ser aliado de Israel (y no mantenerse neutral como dijo en un comienzo) y de las entidades políticas de derecha israelíes.
De hecho, esta postura de mover la embajada estadounidense a Jerusalén no me cabe la menor duda fue crítica para que Trump ganara votos entre la diáspora estadounidense-israelí la cual una buena porción vive tanto Judea y Samaria como Jerusalén. Recientemente hablé con un diplomático israelí sobre este asunto. En esta conversación, el diplomático me narró la idea de que Estados Unidos mantenga una embajada basada en Jerusalén pero con oficinas en Tel-Aviv. De este modo, el embajador puede estar en dos lugares distintos (lo que sería clave para no apartarse del mundo diplomático que se encuentra en Tel-Aviv) y claro, proteger su integridad física ante el posible levantamiento de los palestinos en contra de esta acción. Esta idea me fascina ya que obviamente se protegen los intereses de los Estados Unidos en ambos polos y se cumple con el principio de tener representación diplomática en donde se localiza la sede gubernamental donde dicha misión se encuentra.
En conclusión, esta medida no solo cumple con una promesa de campaña hecha por Trump para levantar dinero para su campaña y ganar simpatías entre los miembros de la coalición de Netanyahu, sino que volverá a fortalecer las relaciones estadounidense-israelíes. Esta movida acabará con la incertidumbre e inestabilidad que generó el apoyo de Obama a la resolución 2334 del Consejo de la Seguridad de la ONU, sin duda alguna.

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