Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

  Interesados comunicarse a correo: erubielcamacho43@yahoo.com.mx  si quieren versión impresa o electrónica donativo voluntario .

martes, 19 de septiembre de 2017

Murió el hombre que evitó la Tercera Guerra Mundial… pero a nadie le importa

Tercera guerra mundial, Guerra nuclear, Stanislav Petrov, Guerra Fría
(AP Photo/Stanley Troutman)
Hace unos días murió un héroe anónimo: Stanislav Petrov el hombre que, probablemente, salvó al mundo de una guerra nuclear.
El 26 de septiembre en 1983 Stanislav Petrov hacía lo mismo que todos los días: sentarse en su pequeña estación de vigilancia, observando los sistemas computacionales que vigilaban el cielo soviético. Era la tecnología de punta en la URSS, la última línea de defensa, el radar de vanguardia que alertaba sobre cualquier ataque nuclear por parte de Estados Unidos.
No era 1962 y la Guerra Fría estaba, sin duda, enfriándose cada día más. Pero las tensiones entre el bloque soviético y los americanos continuaban. Mientras, ambos países habían conseguido un arsenal nuclear que podría, fácilmente, acabar con toda la vida de la tierra.
Ese 26 de septiembre, cuando Petrov estaba por encender uno de sus baratos cigarrillos populares, las alarmas empezaron a sonar. El estruendo de las pantallas marcaba algo increíble con luces rojas: LANZAMIENTO. Esto quería decir que Estados Unidos acababa de disparar un misil contra Rusia. A pesar de su estricto entrenamiento, Petrov no supo cómo reaccionar:
No existía una regla para decirnos cuánto tiempo teníamos para pensar antes de reportar un ataque. Pero sabíamos que cada segundo de procrastinación nos quitaba tiempo valiosos; La Unión Soviética militar y la dirigencia política debían ser informados sin retraso. Sólo tenía que alcanzar el teléfono; levantarlo y comunicarme, en línea directa, con los más altos comandantes. Pero no me pude mover. Sentí como si estuviera sentado en un sartén caliente.”
En ese momento de parálisis, Petrov tuvo tiempo de reflexionar un poco. La situación era, sin embargo, cada vez más apremiante.
La sirena empezó a gritar, pero me quedé ahí algunos segundos viendo a la pantalla roja, alumbrada en negro, con la palabra “lanzamiento” escrita.
Un minuto después otra sirena empezó a sonar. El segundo misil había sido lanzado. Luego un tercero, y luego un cuarto, y luego un quinto misil. Las computadoras cambiaron las alertas de ‘lanzamiento’ por ‘ataque de misiles’”
A pesar de la situación apremiante, Petrov tuvo una frialdad implacable que, tal vez, salvó al mundo de la catástrofe: si reportaba el ataque, por la inmediatez de la alerta, la única respuesta posible hubiera sido la retaliación. La URSS hubiera enviado un ataque nuclear masivo contra la OTAN y Estados Unidos, iniciando una terrible reacción en cadena de proporciones apocalípticas.
Pero Petrov dudó de los datos que le mostraba la computadora. Habló entonces al sistema de radares y ellos le dijeron que no tenían ningún reporte de lanzamiento de misiles. El tiempo corría, sin embargo, y él tenía que tomar la decisión final.
La decisión de Petrov fue impresionante: llamó a los cuarteles de la armada rusa y reportó una falla en el sistema.
Había 28 o 29 niveles de seguridad. Después de que el blanco fuera identificado, tenía que pasar por todos esos ‘puntos de control’. Y no estaba seguro que eso fuera posible en estas circunstancias. 23 minutos después me di cuenta de que nada había pasado. Si hubiera habido un ataque verdadero, entonces me hubiera enterado. Fue un verdadero alivio.”
Treinta años después, en entrevista con la BBC, Petrov dijo que, en realidad, nunca estuvo completamente seguro de que no había un ataque. De hecho, el ex funcionario ruso dijo que “estaba solamente 50% seguro”.
Aún así, tuvo el valor de tomar una decisión que salvó al mundo de una enorme catástrofe. Y no podemos darnos cuenta de lo cerca que estuvimos de la Tercera Guerra Mundial sin comprender la importancia de Petrov:
Mis colegas eran todos soldados profesionales: a ellos les enseñaron a dar y recibir órdenes. No creo ser un héroe, sólo hacía mi trabajo… pero tuvieron suerte de que me tocó el turno de esa noche.”
Durante diez años, Petrov no dijo nada, ni siquiera a su esposa, por considerar que el incidente era “una vergüenza para la armada soviética”. Sin embargo, después de la caída de la Cortina de Hierro, la historia llegó a la prensa y Stanislav Petrov recibió distintos reconocimientos internacionales. Al final, resultó que todo el reporte falso fue provocado por un tipo de reflejo inusual de nubes en el sol…
Ahora, olvidado del mundo que salvó, Petrov murió solo en una casa cerca de Moscú.
Como muchos otros héroes anónimos, él no tendrá canciones y el mundo seguirá olvidando todos los peligros que hemos sorteado. Pero, por suerte, siguen existiendo mujeres y hombres que, como Petrov, tienen la compostura para evitar, en medio de las crisis más agudas, el muy humano pánico.
Con información de la BBC RT

No hay comentarios:

Publicar un comentario