La Rusia oficial tuvo grandes expectativas por Donald Trump luego de haber ganado las elecciones presidenciales del 2016. Sin embargo, el presidente estadounidense hizo poco o nada para justificar estas expectativas. Los comentarios oficiales y editoriales rusos generalmente buscaron exonerar a Trump de responsabilidad en identificar a los verdaderos culpables como miembros del congreso de ruso-fobos y una institución estadounidense que frustró las buenas intenciones del nuevo presidente. Lo peor que se podía decir en contra de Trump era que este se permitió verse obstaculizado por estos elementos y, por lo tanto, no fue un factor en las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos. En algunos aspectos, la actitud hacia Trump fue reminiscencia de las históricas actitudes rusas hacia el líder de los tiempos zaristas e incluso estalinistas que consideraban al líder como amable y bienintencionado, mientras que la injusticia y la crueldad eran el resultado de acciones de sus subordinados sin que el líder lo supiera.
El columnista de Kommersant Sergey Strokan, en un artículo titulado “The Dashed Hopes of Trump” “La Decepción que es Trump”, instó a sus compatriotas a abandonar las ilusiones sobre Trump tras la publicación de su nueva Estrategia de Seguridad Nacional en los Estados Unidos y la decisión por parte de los estadounidense de suministrarle armas letales a Ucrania.[1] Trump, quien visitó regiones remotas, no tuvo el tiempo necesario para mejorar las relaciones Rusia-Estados Unidos. La vilipendiada administración de Obama al menos hizo un esfuerzo por restablecer la tal relación, mientras que el estado actual de las relaciones bilaterales ha alcanzado su punto más bajo el gobierno de Trump.
A continuación se pueden leer extractos del artículo de Strokan.[2]
Leyenda: “La mayor desilusión del año: la despedida de los caballeros”. (Fuente: Argumenty I Fakty)
Trump no exhibió ningún deseo de cambiar las cosas para mejor
“La publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense, que nombra a Rusia como una de las mayores amenazas para Estados Unidos y la decisión de suministrarle armas letales a Kiev bien puede convertirse en el momento en que los admiradores rusos de Donald Trump se desprenden de sus últimos vestigios de ilusiones respecto al presidente No. 45 de los Estados Unidos y su capacidad para sacar fuera de la espiral las relaciones ruso-estadounidenses.
Debe admitirse que: la responsabilidad por la masa crítica de sentimientos negativos, acumulada durante los últimos meses en las relaciones entre Moscú y Washington, no radica solo en el Congreso anti-ruso estadounidense, sino también con el jefe nominalmente “pro-ruso” de la Casa Blanca, que no mostró ningún deseo o voluntad de cambiar nada, [y esto] obliga a nombrar a Donald Trump como la principal decepción del año.
“La ilustración más vívida de la forma en que se construyen hoy las relaciones ruso-estadounidenses, cuál es la atmósfera prevaleciente allí y cuán desequilibrado es el mecanismo de toma de decisiones, es la historia del encuentro abortado entre los presidentes ruso y estadounidense durante la cumbre de la APEC en noviembre en Da Nang. Cuando Vladimir Putin y Donald Trump se reunieron o no (la pregunta es qué pudiera considerarse como una reunión sin alargar la verdad), todo esto fue volcado sobre los chivos expiatorios: los equipos de los dos líderes ostensiblemente no lograron conciliar sus horarios de trabajo. Pero cuando dos líderes tienen algo que decirse, estos siempre pueden encontrar el momento y la oportunidad para ello. El problema no fue con los equipos, sino que no hubo una acción mutua entre estos. Y no había nada más de que hablar.
“Durante el primer año de su gobierno, Donald Trump llevó a cabo decenas de reuniones en la Casa Blanca y visitas a diferentes regiones del mundo. Pero nunca se llevó a cabo una reunión cumbre entre Rusia y los Estados Unidos. Además, ni Moscú ni Washington pueden decir hoy cuántos meses o años tienen que pasar antes de que ocurra otra cumbre con una agenda integral y un paquete de acuerdos [o] si todavía será durante el período en la presidencia de Trump o después de su partida.
“Las relaciones Moscú-Washington nunca han estado en un punto tan bajo desde el colapso de la URSS y la declaración del estado independiente ruso. Pero para Moscú, que creyó en Trump, esta pudiera ser la punta del iceberg, ya que la batalla principal entre Trump y sus oponentes, que continúan buscando el “carril ruso” en su elección como presidente, todavía está por verse.
“No hay razón para dudar de que Donald Trump, sin mucha vacilación, abandonará su relación con Rusia ante sus críticos si su supervivencia política lo requiere.
¿Qué queda de esta relación, o para ser más exactos, para qué la necesita? Este entiende lo tóxico que es y claramente no está listo para combatir por ello”.
En comparación la administración Obama fue un periodo dorado
“Un año después, el legado de Barack Obama, tan poco amado en nuestras lugares, se ve como si hubiese sido la “Edad de Oro” de las relaciones ruso-estadounidenses, en comparación con el mandato de Donald Trump. No solo hubo sanciones para ese entonces, sino un intento de restablecimiento de relaciones también, hubo nuevos acuerdos de reducción de armas y no su desmantelamiento, como hoy, hubo esfuerzos para defender tales acuerdos, superando la resistencia de ese mismo Congreso anti-ruso.
Luego de haber decidido que lo más importante era encontrar a “su hombre” en la Casa Blanca, el que dirá unas cuantas palabras de cariño y candor y todos los problemas desaparecerán milagrosamente, Moscú se ha topado nuevamente con la decepción. Las palabras resultaron vacías, las bienaventuranzas no siguieron. Como resultado, todo lo que tenemos es un inmenso desastre en el que las relaciones ruso-estadounidenses tropezaron y ese desastre se llama ‘Donald Trump'”.
Sergey Strokan (Fuente: Kommersant.ru)

[1] Véase Despacho Especial No. 7263 de MEMRI, Rusia reacciona ante la nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense, 4 de enero, 2018; Despacho Especial No. 7266 de MEMRI, Rusia Esta Semana – 5 de enero, 2018, 4 de enero, 2018.
[2] Kommersant.ru, 29 de diciembre, 2017.